La creciente preocupación por conservar el medio ambiente y ralentizar el temido calentamiento global ha impulsado la adopción, en mayor o menor grado, de energías limpias principalmente en los países de occidente, con los países del norte de Europa a la cabeza, donde los techos de vidrio – paneles solares – son comunes; mientras que “en el continente americano sobresalen EEUU, Colombia, Chile y México”.

Reemplazar el uso de combustibles fósiles en el suministro de energía residencial e industrial es un gran paso, quizás un tanto menos complejo que reemplazar el uso de estas energías, altamente contaminantes, en los vehículos automotores, dado que “el sector del transporte es la mayor fuente de emisiones relacionadas con la energía en América Latina. La flota de automóviles de la región es responsable de alrededor del 37% de estas, mientras que el resto corresponde a los camiones y el transporte público. Muchas ciudades tienen niveles peligrosos de contaminación del aire”.

Aún con esta realidad en “América Latina los vehículos eléctricos solo representarán alrededor del 5 por ciento del mercado total de la región para 2030”, pronosticó en declaraciones a Bloomberlinea.com el presidente y CEO de Toyota para América Latina y el Caribe. El ejecutivo además atribuye, en buena parte, la responsabilidad en esta lenta admisión a la falta de directrices gubernamentales sobre esta materia.

Pero no todo parece ser negativo, “en Bolivia, Chile y Argentina se encuentra el ‘triángulo del litio’”, nos recuerda DW en su web para Latinoamérica. Este es el material principal de las baterías de los autos eléctricos lo cual podría determinar “un rol clave en la apertura hacia un mercado de automóviles eléctricos”, dice este medio alemán. Sin embargo, los expertos parecen contrastar sobre la viabilidad de desarrollar una industria automotriz eléctrica en Latinoamérica y la mayoría de ellos se basa en los altos costos que este tipo de vehículos suelen tener.

Para conocer la opinión de un conocedor de la industria automotriz consultamos a Antonio Yammine Saade, miembro de la junta directiva de la Organización Empresarial Sayam, propietarios, en Venezuela, de las licencias de importación y distribución, de las marcas de autos Mitsubishi, Hyundai, Hyundai Truck and Passengers y Chery y de cinco ensambladoras de automóviles en el país suramericano.

El empresario venezolano considera que “la popularización mundial de los autos eléctricos ha significado mayor accesibilidad, en precios, ya que la mayoría de las marcas actualmente fabrican autos eléctricos o híbridos, incluso las menos costosas, lo cual podría inicialmente podría facilitar la importación de estos autos e inclusive el ensamblaje en varios países de Latinoamérica”.

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“El mayor reto está en la disponibilidad de las estaciones de recarga para este tipo de autos”, dice el experimentado fabricante de autos. Aun así, considera que todo dependerá de la determinación de cada país de invertir en esta materia, en el entendido de facilitar las políticas públicas necesarias para el sector público y privado intervengan.

De hecho, algunos países como Argentina y México comienzan a dar pasos en esta materia con la creación del marco legal necesario y el establecimiento de estrategias que les permitan avanzar hacia el desarrollo de la electro-movilidad.

En definitiva, Yammine Saade, se muestra optimista y cree “que el mercado para este tipo de autos existe, en todos los países de Latinoamérica y, muestra de ello es Colombia que encabezó, en 2020, la lista de países con mayor cantidad de vehículos eléctricos en Latinoamérica, con el 31 por ciento del total”.