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En un país donde los carros pierden valor, solo por haber recorrido algunos pocos kilómetros, se registra un fenómeno poco usual. Los carros usados han aumentado exponencialmente sus precios como consecuencia de la ralentización en la fabricación y ensamblaje de vehículos nuevos producto de la pandemia de COVID – 19.

Este fenómeno se inició a mediados de 2020 y luego de dos años aun no se ha detenido, lo que ha generado que muchas personas, pertenecientes a la clase trabajadora, no logren comprar un vehículo; en una nación donde contar con un medio de transporte no es una alternativa sino una necesidad, ya que el sistema de transporte público puede ser deficitario y las distancias entre los hogares y los lugares de trabajo suelen ser enormes.

Los mas prestigiosos medios de comunicación del gigante del norte han dedicado espacios de investigación al inusual fenómeno económico que afecta actualmente a millones de familias norteamericanas, “donde un carro usado cuesta casi lo mismo que cuando salió a la venta como nuevo antes de una pandemia que ha afectado la fabricación de un producto esencial para millones de familias”, refiere Los Ángeles Times.

La publicación del reconocido diario añade que “todo se debe a la escasez de la fabricación de chips (semiconductores) en Asia que ha dejado a los productores de autos nuevos en Estados Unidos prácticamente parados”. “La inflación también afectó a los autos nuevos, con un aumento de los precios del 1 por ciento en diciembre y del 11,8 por ciento interanual en 2021”, lo que como consecuencia empuja también los precios en el mercado de los usados.

Sobre el tema se pronunció el asesor económico de la Casa Blanca, Jared Bernstein, en su cuenta oficial de Twitter en una serie de trinos en los que reconoce, el inusual fenómeno y la alta inflación generalizada que enfrenta la nación del norte, cuya tasa interanual de inflación subió en diciembre hasta el 7 %, dos décimas por encima de la de noviembre y la cifra más alta registrada desde 1982. En uno de sus mensajes el experimentado economista propone trasladar, a su país, la fabricación de chips con lo que además favorecerían la generación de empleos.

Para Antonio Yammine, conocedor de la industria automotriz, ya que por más de tres décadas ha sido miembro activo de la directiva del Grupo Empresarial Sayam, consorcio venezolano dedicado a este sector, considera que “los precios récord de los automóviles, tanto usados como nuevos, representan un gran problema económico, que pesa mucho en los presupuestos de los hogares”.

Cerca del 40 por ciento de los hogares estadounidenses realizan algún tipo de transacción de compraventa de autos al año y “actualmente la necesidad podría ser incluso mayor debido a la reactivación de la economía y al retorno de un considerable numero de trabajadores de la modalidad “Smart Works” a la modalidad presencial”, considera Yammine Saade.

“Los precios récord de los automóviles nuevos, como consecuencia de la escasez de chips, son también un factor que estimula a algunos compradores, que preferirían los vehículos nuevos, a considerar los de segunda mano”.

Y es que, “el inventario de los concesionarios ha caído a niveles históricamente bajos en todo el mundo”. En resumen, el también abogado, cree que “los precios de los automóviles han subido por una variedad de razones, pero todas se reducen a dos factores: la alta demanda y la oferta limitada”, algo que según explica no mejorará en el corto plazo por lo que considera que quien tenga un vehículo en buen estado lo piense muy bien antes de deshacerse de él.

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